martes, 27 de octubre de 2009

Las valientes mujeres de Zalongo


En lo alto del cantil puede verse el sencillo monumento
en honor de las mujeres suliotas.
 
Típica vestimenta suliota
El Epiro es una zona pobre, montañosa y áspera, con unas comunicaciones siempre difíciles con el resto del país, y un aislamiento ancestral. Esta permanente incomunicación condujo durante el siglo XVIII, a la existencia de grupos montañeses que vivían de espaldas de los dominadores turcos quienes, gobernados por Alí Pachá desde Ioannina, evitaban hacer incursiones por estas zonas. Fueron estas tribus montañesas las primeras que se enfrentaron al opresor turco y constituyeron los primeros núcleos independentistas, si bien, dado su fraccionamiento y rencillas particulares, pocas veces supusieron una auténtica amenaza para el poderoso gobernador albanés y, en muchas ocasiones, sus luchas iban más contra el vecino que contra aquel. Sin embargo, con el cambio de siglo, sus escaramuzas comenzaron a preocupar lo suficiente a los musulmanes como para arriesgarse a enviar un cuerpo de ejército con la intención de sojuzgar definitivamente a los levantiscos epirotas.
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Era el año 1803 y el ejército turco barría esta costa con la intención de no dejar vivo a hombre alguno que pudiera empuñar un arma. Una de las tribus que más se había destacado en la lucha era la de los Suliot (pequeño grupo de cristianos ortodoxos independentistas) y contra ellos se dirigió la venganza turca. Ante la incapacidad de enfrentarse al enemigo, los hombres huyeron a las montañas mientras las mujeres y los niños, aterrorizados por los métodos del opresor, huyeron de sus casa y se refugiaron en lo alto de los acantilados próximos a la villa de Zalongo. Pero los militares las siguieron. Fue entonces cuando, ante la inminencia de caer en manos del enemigo, aquellas valientes mujeres suliotas se acercaron al borde del precipicio y, en medio de un baile ritual, una tras otra, cogieron a sus hijos en brazos y se fueron lanzando con ellos al vacío...

Farewell poor world,
Farewell sweet life,
and you, my poor country,
Farewell for ever
.....
The women of Souli
Have not only learnt how to survive
They also know how to die
Not to tolerate slavery
.....
De la canción popular griega La danza de Zalongo

Los soldados musulmanes, estupefactos, sólo pudieron recoger sus cadáveres. Luego, Lord Byron (o Lordos Vironos, para los griegos) cantaría la gesta de las "suliot" en su Don Juan y, en la actualidad, un sencillo monumento en lo alto del cantil recuerda aquel gesto altivo.

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